Una de las amistades más bonitas del idilio moda y cine que han trascendido hasta nuestro tiempo fue la de Audrey Hepburn y Hubert Givenchy, surgida a raíz de su primer encuentro en 1953.

Audrey, que acaba de ser aclamada por Vacaciones en Roma de William Wyler, iba a comenzar el rodaje de Sabrina de Billy Wilder y quiso que fuera el admirado y joven Hubert quien la vistiera en la parte que su personaje se muda a París. Según la anécdota que el propio Givenchy gustaba de contar, no conocía a esta joven actriz cuando quiso visitarle en su atelier y pensó que se trataba de Katherine. Sin embargo, su encuentro desembocó en una cena en la que forjaron una amistad que duró toda la vida.

A partir de entonces sería Hubert quien vistiera a la actriz, convirtiéndose en la gran embajadora de sus diseños allí donde iba, hasta que en 1957 el francés abrió un departamento de perfumes que dirigía su hermano Jean-Claude y juntos crearon la primera fragancia de la casa Givenchy.

Una fragancia que creó para su íntima amiga quien fue durante un tiempo la única en tener el privilegio de disfrutarla. Más tarde, en otra de sus muchas cenas informales, Givenchy pidió permiso a Audrey para comercializarla. Su primera respuesta: Mais je te l´interdit! -¡Te lo prohíbo!- puso nombre a la fragancia de la que además fue su imagen siendo la primera actriz protagonista de la campaña de publicidad de un perfume.