Próximo a la ciudad japonesa de Kioto, el bosque de bambú de Arashiyama recrea un escenario de ensueño que invita al paseo, la meditación y la relajación entre sus más de miles de bambúes, en un entorno que se ha convertido en un auténtico reclamo de quienes visitan la zona y aprecian el susurro del bosque de bambú. Hay quien dice que un paseo por este bosque es como una depuración del alma, como si de una excursión introspectiva se tratase.

El ligero susurro ocasionado por la brisa del viento al acariciar los troncos de estos imponentes árboles está considerado uno de «los cien sonidos a preservar en Japón».

El susurro del bosque de bambú

Próximo a la ciudad japonesa de Kioto, el bosque de bambú de Arashiyama recrea un escenario de ensueño que invita al paseo, la meditación y la relajación entre sus más de miles de bambúes, en un entorno que se ha convertido en un auténtico reclamo de quienes visitan la zona y aprecian el susurro del bosque de bambú. Hay quien dice que un paseo por este bosque es como una depuración del alma, como si de una excursión introspectiva se tratase.

El ligero susurro ocasionado por la brisa del viento al acariciar los troncos de estos imponentes árboles está considerado uno de «los cien sonidos a preservar en Japón».

Próximo a la ciudad japonesa de Kioto, el bosque de bambú de Arashiyama recrea un escenario de ensueño que invita al paseo, la meditación y la relajación entre sus más de miles de bambúes, en un entorno que se ha convertido en un auténtico reclamo de quienes visitan la zona y aprecian el susurro del bosque de bambú. Hay quien dice que un paseo por este bosque es como una depuración del alma, como si de una excursión introspectiva se tratase.

El ligero susurro ocasionado por la brisa del viento al acariciar los troncos de estos imponentes árboles está considerado uno de «los cien sonidos a preservar en Japón».