
¿Sabías que las velas tenían una función que iba más allá de iluminar? Mucho antes de que existieran los despertadores actuales, las velas también tenían la función de medir el paso del tiempo y, sorprendentemente, también de despertar en el momento preciso.
¿Cómo funcionaba? Se colocaban diferentes clavos metálicos en la vela, por tramos, calculando el tiempo según la velocidad con la que se consumía la cera. La llama iba bajando según se derretía la vela y, cuando llegaba a la parte donde estaba el clavo, este caía sobre un plato metálico, causando un impacto sonoro que servía para despertar o avisar de una hora concreta.
Era una forma ocurrente de convertir la luz y el fuego en guardianes del tiempo, las velas no solo iluminaban la noche, sino que también daban comienzo al día.
Hoy, las velas siguen acompañándonos con sus olores en nuestros hogares, creando ambientes acogedores que nos permiten disfrutar del paso del tiempo.