La dafnomancia Desde la Antigüedad, el laurel ha sido mucho más que una planta aromática. En rituales de dafnomancia, se usaban sus hojas para “predecir el futuro y comunicarse con lo divino”. Este simbolismo lo convirtió en un icono de poder en culturas como la romana, donde coronaba a emperadores y poetas.

Con el paso del tiempo, el laurel encontró su lugar en el arte, representado en pinturas, esculturas y rituales sagrados. Su presencia es también sensorial y olfativa: en la perfumería contemporánea aporta frescura, notas verdes, toques herbales y especiados, enriqueciendo las fragancias con una energía sutil y compleja.

El perfume, como el arte, narra historias. Y el laurel es uno de esos elementos cargados de misticismo, historia y belleza aromática.