El amor mueve montañas… o más bien campos de flores. Hace unos días nos hacíamos eco desde la Academia del Perfume de una noticia muy especial publicada por el diario ABC  en su versión digital. Un japonés había cultivado un inmenso jardín de flores para que su esposa invidente pudiese no solo olerlas, sino sentirlas.

Este adorable hombre plantó miles de flores para que su esposa ciega, al olerlas, recuperara su sonrisa, que había perdido debido a graves problemas de vista derivados de su diabetes. Esta durísima situación supuso un gran golpe para el matrimonio, pero el Sr. Kuroki se encargó de cultivar durante dos años una alfombra de aromáticas shibasakuras (shiba=césped; sakura=cerezo) en su jardín de Shintomi, en Japón. Y es que, ¿qué enamorado no ha regalado flores alguna vez? Sin embargo, para Kuroki, un ramo no era suficiente para recuperar la sonrisa de su esposa.

Tras compartir esta esperanzadora noticia, nos sorprendió cómo la publicación había conseguido un número inusual de interacciones, llenando de corazones el espacio para comentarios. Está claro que nos mueven las emociones, que el amor siempre dominará el mundo y que el sentido del olfato tiene sin duda un gran poder evocador capaz de dibujar una sonrisa incluso en las circunstancias más adversas.

Si te ha enternecido la historia del matrimonio Kuroki, puedes leer la noticia completa AQUÍ.

Imagen: Portable Press