Cuenta la mitología griega que las Hespérides eran tres ninfas que cuidaban de un bello jardín, el fragante Jardín de las Hespérides, propiedad de la Diosa Hera, situado cerca de la Cordillera del Atlas en el norte de África. Allí había un árbol que daba manzanas doradas, relacionadas con la inmortalidad, que no eran otra cosa que naranjas, uno de los cítricos por excelencia.

Una bonita leyenda que da nombre a una de las familias de perfume más reconocidas, la familia cítrica.

El fragante jardín de las Hespérides

 Cuenta la mitología griega que las Hespérides eran tres ninfas que cuidaban de un bello jardín, el Jardín de las Hespérides, propiedad de la Diosa Hera, situado cerca de la Cordillera del Atlas en el norte de África. Allí había un árbol que daba manzanas doradas, relacionadas con la inmortalidad, que no eran otra cosa que naranjas, uno de los cítricos por excelencia.

Una bonita leyenda que da nombre a una de las familias de perfume más reconocidas, la familia cítrica.

 Cuenta la mitología griega que las Hespérides eran tres ninfas que cuidaban de un bello jardín, el Jardín de las Hespérides, propiedad de la Diosa Hera, situado cerca de la Cordillera del Atlas en el norte de África. Allí había un árbol que daba manzanas doradas, relacionadas con la inmortalidad, que no eran otra cosa que naranjas, uno de los cítricos por excelencia.

Una bonita leyenda que da nombre a una de las familias de perfume más reconocidas,la familia cítrica.

 Cuenta la mitología griega que las Hespérides eran tres ninfas que cuidaban de un bello jardín, el Jardín de las Hespérides, propiedad de la Diosa Hera, situado cerca de la Cordillera del Atlas en el norte de África. Allí había un árbol que daba manzanas doradas, relacionadas con la inmortalidad, que no eran otra cosa que naranjas, uno de los cítricos por excelencia.

Una bonita leyenda que da nombre a una de las familias de perfume más reconocidas, la familia cítrica.